Características del propelente
Podemos definir al propelente como un fluido a presión que se encuentra contenido en un recipiente, el cual, mediante descompresión y expansión a través de una válvula, expulsa las sustancias contenidas en la mezcla presurizada.
También se puede decir que es un fluido capaz de ejercer presión al estar contenido en un recipiente cerrado a temperatura ambiente.
Los propelentes proveen la energía capaz de expeler el contenido, influyendo en la forma en la cual el producto es descargado pudiendo ser espumas, nieblas, etc.
Para que un propelente funcione adecuadamente debe existir lo que se conoce como presión de vapor, que es la presión de la fase gaseosa o vapor sobre la fase líquida, a una temperatura determinada, en la que la fase líquida y el vapor se encuentran en equilibrio dinámico. En dicho equilibrio el valor de la presión es independiente de las cantidades de líquido y vapor presentes, siempre y cuando existan ambas fases.
Hay diferentes tipos de propelentes como éteres (dimetil éter), fluorocarbonados en los que encontramos los clorofluorocarbonos e hidroclorofluorocarbonos, (actualmente prohibidos), además de los hidrofluorocarbonos, gases comprimidos (dióxido de carbono, óxido nitroso, nitrógeno, aire comprimido) e hidrocarburos (butano, iso butano y propano).
Características del propelente
Un buen propelente para aerosol debe presentar las siguientes características:
- Ser inodoro, para que no modifique el aroma de las esencias o productos.
- Presión adecuada al producto y envase (entre 20 y 115 psig).
- Soluble en el concentrado (para la mayoría de los usos).
- Adecuado poder solvente.
- Disponible comercialmente.
- Económicamente viable.
- Toxicológicamente aceptable.
- Impacto ambiental aceptable.
- La menor inflamabilidad posible.
- Estable
- Puro
- No corrosivo
- Es deseable que no pueda ser usado para intoxicarse (“sniffing”o inhalación) y para que no pueda incorporarse al aerosol en proporciones importantes.