UADA redobla su compromiso ante la coyuntura económica

Una vez más, a la Industria Argentina le toca atravesar un país y un mundo convulsionado. La guerra de aranceles iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que tiene como principal objetivo el enfrentamiento geopolítico con la ascendente potencia China, pero cuyas repercusiones son a escala planetaria, amenaza con el regreso de una recesión global.

En ese marco, la producción manufacturera de nuestro país también presenta una situación contradictoria. Mientras los principales países del mundo debaten el alcanza de sus barreras protectoras para su producción local, Argentina ha optado por la habilitación de una ola importadora que se ve apoyada en los pilares del levantamiento de restricciones y en un tipo de cambio beneficioso para esta actividad. Esta apertura económica se da en un contexto en el que aún continúa la presión fiscal sobre el sector productivo local, lo que dificulta sostener una competencia leal.

Por el momento, el resultado de aquella decisión fue negativo. Durante 2024, el sector fabril experimentó una caída del 9,4 por ciento respecto de 2023. Si bien el primer bimestre de 2025 muestra signos de recuperación respecto al año previo, esta es aún dispar entre sectores: algunos muestran ya un crecimiento mientras que otros permanecen rezagados.

Este proceso de recuperación se vio amenazado por los desequilibrios en el tipo cambio que acompañaron los primeros meses del año, lo cual vino acompañado de un repunte negativo de la inflación que llegó a 3,7 por ciento en marzo, rompiendo la tendencia a la baja del 2024. En ese contexto, las últimas novedades abren nuevamente un nuevo proceso de incertidumbre. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que implica nueva deuda externa por 20 mil millones de dólares, implicó, en la práctica, un abandono del plan económico diseñado desde el inicio del mandato por el Gobierno Nacional y la puesta en funcionamiento de uno nuevo consensuado con el organismo multilateral de crédito.

Hasta el momento, la apertura parcial del cepo cambiario (la más importante desde el inicio del gobierno de Javier Milei) y el nuevo esquema de bandas de flotación parece estar dando resultados positivos de corto plazo – en términos de estabilidad del precio del dólar- para un Gobierno Nacional que está en plena campaña electoral de cara a los comicios legislativos. Sin embargo, el nuevo plan gubernamental vuelve a poner presión sobre la inflación y sobre la ola importadora, ambos fenómenos que pueden tener una repercusión directa sobre una industria local que ya viene golpeada.

En lo que respecta a la Industria del Aerosol, lo que relatamos a nivel general también lo vivimos en forma particular. Observamos una ola importadora que se vio expresada, sobre todo, en el ingreso de repelentes desde el exterior. Estos productos se quedaron con el 30 por ciento del mercado local.

Por esa razón, UADA ha estado activa para afrontar esta coyuntura. Hemos mantenido sendos encuentros con altas autoridades de empresas proveedoras de partes para conocer sus estrategias de cara a esta situación y también hemos llevado a cabo diversas gestiones en las áreas de la Subsecretaría de Comercio Exterior, la Dirección Nacional de Reglamentos Técnicos, ANMAT y el Ministerio de Salud. En todos los casos, hicimos hincapié en el carácter especial que tiene el aerosol en cuanto a las normas de seguridad que requiere y la cantidad de controles que recibe su producción, en contraste con aquellos que vienen importados.

Como advertimos, la coyuntura es compleja. Por eso, una vez más, el compromiso de UADA se redobla.

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