¿Cómo ser un héroe y no morir en el intento?
En una conversación con mis párvulos (¡Ah caray! siempre quise decir una frase así de rococó, en lugar de ‘estando en el aula con mis alumnos’), discutíamos sobre el tema de los héroes de hoy en día, y la necesidad de mantener a los del pasado, o lo obsoleto en continuar gastando tinta y espacio al mantenerlos.
Vemos héroes en diversas formas, ya sea en cuadros (si con suerte alguien va a un museo o galería), estatuas, bustos, acuñados en monedas e impresos en billetes, en libros de texto oficiales o no oficiales hasta caricaturas o dibujos animados. Si bien durante el siglo XVIII y XIX se crearon la mayor parte de los héroes nacionales, a principios del siglo XX resurge la necesidad de crear nuevos con un enfoque más acorde a la “modernidad», en este siglo XXI nos enfrentamos a una carencia de héroes.
Chain Feres Matos menciona que: Los héroes son parte de los símbolos creados por las naciones para generar un sentimiento de unión nacional… en función de las necesidades coyunturales del Estado, mientras que Alfaro Rotondo mantiene la tesis de que: los héroes son personajes polisémicos, que pueden ser utilizados por distintos grupos e ideologías con algún fin específico. No se crean, tuve que buscar la definición de polisémico y entendí que era “varios significados”.
Pero no quiero enardecer ánimos y pasiones, así que no entraré tanto al tema político que juegan, han jugado y jugarán los héroes, sino que platicaremos un poco de la receta perfecta para crear un héroe, es decir, cómo ir de simple mortal a un mito y después a ser un héroe.
En primer lugar, hay que aceptar que no se necesita tener una capa, mallas o los calzones por fuera de las mallas. Tampoco se necesita tener un cuerpo escultural, cabello que se agita con el viento y vuelve a quedar en su lugar gracias a los litros de acondicionador, o ser hijo de un millonario, alienígena o deidad como en la antigüedad. Una vez claro lo anterior procedemos a nuestra creación del héroe, siguiendo algunas recomendaciones del escritor Marco Blanco:
No tener antecedentes de haber hecho algo grande por alguien. Es preferible haber pasado desapercibido la mayor parte del tiempo para no generar envidias de algún grupo en especial
Tener una parte humana o echarse una “cana al aire” de vez en cuando. A los mortales no nos gusta la perfección, así que, si el candidato a héroe tuvo en su pasado algún dato “interesante”, puede ser que tenga más éxito. Puede ser un amorío, un gusto por el juego, alguna travesura, lo que sea que pueda ser “su mejor secreto”.
Nacer y morir en el momento apropiado. Se recomienda que el futuro héroe venga del pueblo. Los héroes que provienen de clases acomodadas rara veces logran mantener su título. No son muy comerciales que digamos. El marketing de los héroes funciona mejor con quién se identifique una gran masa de personas. Muy importante, morir en el momento y forma adecuada. El candidato debe de morir al poco tiempo de haber realizado su acto heroico. Si llega a la vejez, lo más seguro es que nadie lo recuerde o que su familia le robe la gloria. Recomendable una muerte espectacular y evitar el morir por causas naturales, esas no dan rating. Pasar del mito al héroe. El candidato tiene que asegurarse de que alguien reviva y mantenga presente su memoria y acto heroico. De nada le va a servir morir en el momento adecuado si nadie lo recuerda. Así mismo el candidato debe de buscar a quién le interese la causa por la que realizó su acto heroico.
Asegurarse de dejar algún registro de sí mismo. Puede ser una carta confesión, un mea culpa o simplemente una fotografía (hoy en día puede ser por Instagram), para que alguien más se encargue de generar todo el decorado en torno al futuro héroe. Nada mejor que quedar plasmado en una canción o un meme.
En fin, hay mucha competencia hoy en día para ser un héroe. Ya no es tan sencillo como antes, pero seguro que es posible. Esperemos un poco más de tiempo y veamos qué tipo de héroes generamos en estos primeros 20 años del siglo XXI. ¿Desplazarán a los héroes del pasado? ¿Serán iguales? ¿Cómo quedarán plasmados en la cultura popular? ¿Quién los va a crear y quién los va a utilizar? pero sobre todo, ¿Quién les va a conceder el título de héroes? (Termino con preguntas ya que, paradójicamente así es como se inicia la discusión).
Raymundo Villa Figueroa es Licenciado en Administración de Empresas. Participó de manera activa en la industria del aerosol durante 15 años. Fue empresario y proveedor, Presidente del IMAAC y representó a la industria como Directivo Nacional en CANACINTRA.