El guardián y protector de la línea de llenado

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Por M.I. David Hernández Martínez, Director de B-Safe. Con la colaboración del Ing. Carlos Eduardo Hernández

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Hace algunos años sufrí una enfermedad y, como consecuencia, tuve que ir a parar al hospital. Recuerdo bien que un equipo de médicos, bajo el mando de un cirujano, me desconectó, me abrió y me quitó unas partes malignas. Luego me cosieron, me tuvieron unos días a prueba y posteriormente me dieron de alta médica. Como dije, ya pasaron algunos años y aquí estoy hoy, en plena jornada en la planta de aerosoles.

Puedo decir que amo mi trabajo… ¡Me encanta! Conocer la línea de llenado de arriba abajo, cada uno de sus equipos y hasta el tornillo más pequeño, me hace sentir como si yo fuera aquel cirujano del hospital. Para mi puesto, como responsable del mantenimiento es muy importante el conocimiento de los equipos, las piezas, las refacciones, las condicio nes en las que se opera, los materiales, los tiempos de vida de los equipos, y muchos otros detalles. De tanta convivencia e interacción, he llegado a tomarle mucho cariño a la maquinaria.

Cuando paso por la línea y veo que trabaja a un ritmo incansable, a su máxima capacidad y disponible todo el tiempo, siento que mi trabajo está bien hecho. Eso sí, para llegar a ello he tenido que aprender la importancia de dar mantenimiento predictivo, preventivo, y, cuando es necesario, correctivo. También he aprendido a tenerle mucho respeto a los equipos y las condiciones en las que trabajo. Cuando hago los mantenimientos, me doy cuenta que hay riesgos de energía eléctrica y debo usar mi procedimiento de bloqueo y candadeo. En el caso de energías almacenadas, debo ser cuidadoso de liberar la presión de aire antes de trabajar en las líneas o equipos que funcionan de manera neumática. Si se trata de líneas de gas propelente, debo ser especialmente cuidadoso en prevenir fuentes de ignición o fugas significativas. En estos casos, un adecuado cierre de válvulas, purgado en atmósfera húmeda de líneas de propelente e inertizado con nitrógeno, si fuera necesario, son claves para ser un trabajador seguro. En todos los casos, el uso de mi equipo de protección personal y la herramienta adecuada y en buenas condiciones, me ayudan en mi objetivo personal de cero accidentes.

Después de cuidar estos aspectos claves, paso a mencionar otras conductas seguras que también son relevantes. Para evitar tropezones y caídas, mantengo en orden y limpia mi área de trabajo. Debido a que uso algunos solventes, grasas y lubricantes, debo proteger mis ojos y manos siempre que trabajo con ellos. Debido a que los trabajos de mantenimiento exigen en ocasiones posturas incómodas, debo procurar evitarlas llevando a los equipos a mesas de trabajo. Cuando debo cargar, lo mejor es utilizar un patín hidráulico o contar también con el apoyo de un compañero.

Ah, se me olvidaba platicarles algo importante: Hace años, con la ayuda de un consultor, desarrollamos en el área nuestros procedimientos de mantenimiento. En el departamento los hemos leído una  y otra vez, los hemos mejorado varias veces, nos hemos entrenado y evaluado según nos lo recomendaron. Ahí está todo lo que se necesita para hacer dos cosas bien, que en realidad son una sola, hacer de mi trabajo algo excelente, y hacerlo sin accidentes.

En fin, han sido solo cinco minutos de descanso, ya debo regresar a trabajar. Al parecer se tiene una fuga de gas propelente en el punto de alimentación a la línea de llenado, voy como de rayo… Bueno, mejor como aire de alta velocidad para no causar chispa… Pero, antes de empezar… ¿Conozco el procedimiento? ¿Tengo herramienta correcta lista y en buenas condiciones? ¿Ya tengo colocado mi equipo de protección personal? ¿El área de trabajo está lista y despejada? ¿Hubo un correcto purgado del equipo y tubería? ¿Mi ayudante está en las mismas condiciones de seguridad que yo? ¿Tuvimos el entrenamiento previo? Vaya, parece que todo está bien. Entonces, a cirugía.

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